lunes, 6 de abril de 2009

SENTAR LA CABEZA...



Es la frase que resume la semana pasada. Sentar la cabeza.


¿Y cómo la sientas? le das un cojín y que se acomode. Es lo único que puedes hacer. Llevo varios días dándole vueltas. No es que a mis 35 tacos le haga mucha gracia sentarse a "velas vir" pero desde que una servidora camina por libre por estos mundos de dios, lo que se dice en cuestión de hombres puede considerarse inútil total. A lo mejor es torpeza. O vanidad. O ambas cosas, o ninguna. ¡yo que sé! lo único que tengo claro es que cada vez que mi dedo índice sale a pasear en busca de un apuesto galán lo único que trae a casa son aprendices de Casanovas. ¿y quién está dispuesta a aguantar a aquellos que se autoproclaman grandes amantes (que aún si lo fuesen vale) y duran apenas un ronquido? Yo no. Y así le va a una. Coleccionando Don Juanes pardos. Supongo que el hacerse mayor es lo que tiene. Dicen que la edad nos vuelve más selectivos. ¡Mentira! Nos vuelve idiotas y caprichosos y aún encima ególatras. Creemos que poseemos el don de la verdad, de la razón y del saber. Cuántas cosas creemos tener, ¿no?.

Si al final lo único que queremos es alguien que nos dure al menos dos suspiros.

Quizá mañana escriba otro parecer al respecto pero hoy a las doce y media de la noche miro mi habitación que hace enorme mi cama e inmóvil escucho el tintineo del grifo que me insinua gota a gota con cuánto silencio convivo. Me gusta y me asusta. Pero hoy, sólo hoy, me apetecia algo más de ruido.


Tal vez la semana próxima...

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